La primera visita del más allá.

Fue a finales de octubre del 2018, mi corazón estaba hecho pedazos y mi alma completamente destrozada, perdida, confundida, sin saber en qué o quién creer.

Había llorado noches enteras buscando una explicación, rogando al universo, a la vida, al tiempo, a quién fuera, menos a Dios por su puesto, porqué, ¿con quién más me podía enojar por llevarse a mi papá y dejarme sufrir y llorar sin consuelo?

Nada.

No escuchaba nada, no respondía nadie, o eso creía.

Nuevamente me demostraste, qué de alguna u otra forma; «siempre estarás».

Estaba en el cuarto de mamá, con ella, sentada platicando de mil cosas, llegas tú y te sientas a su lado, le cuentas muy emocionado y jovial qué has visto a Fulanito a Menganito y a Sutanito, te miras igual en tus fotos viejas, le sigues contando a mi mamá lo feliz qué te sientes y cómo te la has pasado disfrutando del espacio sideral, qué viajas y te deslizas entre estrellas por todo el universo, libre y sin preocupaciones.

Te miro tan contento decirle todo esto a ella y estar ahí para verlo, sentí un poco de paz, sin darme cuenta ya estaba llorando, recordé el dolor y cuánto te extraño, corrí a abrazarte. Llorando te dije: «te extraño» y tú, te molestaste como un padre y con cariño dijiste; «Pues si me extrañas ¿y?, no podemos hacer nada. Ya, ya, no pasa nada,(consolándome), de todas las cosas, esta es la única que no tiene solución, ni modo», y si, porque en vida siempre decías: «Todo tiene solución, menos la muerte». Esto es lo único que no se solucionó.

Desperté y sentí un pequeño peso caer de mi pecho, pude darle a mi alma un descanso en ese terrible duelo. Luego de ahí, otra veces te he vuelto a ver, sentir y discutir. Gracias por seguir aquí.

Deja un comentario